domingo, 9 de marzo de 2014

CLARISA en el ANDÉN


El pasado mes de febrero CUENTOS PARA EL ANDÉN convocó un concurso exprés, 7 x 500. Yo envié a CLARISA, y toda ella quedó finalista. Junto a ella también lo fueron micros de amigas como Paz Monserrat, Yolanda Nava (imparables las dos) y La Rueca de Aurora, entre otros. El ganador fue Carlos Pitillas, con NACIMIENTO.
Y aunque CLARISA es un relato que ya estuvo aquí en el blog, lo traigo de nuevo para aquellos que no lo vieron es su día. Por eso y porque ella se lo merece.

Foto Casera
CLARISA
Clarisa es larga como un destello inverso que saliera de la tierra, pero no lo parece. Si te cruzas con ella y no te fijas, ni lo notas. Y si te fijas, tampoco. Porque la luz que irradia no ocupa lugar, va hacía arriba como el vapor, como los buenos deseos que no se ven. Y llena de lo mejor de sí misma el espacio que va de ella al cielo, al infinito, porque le pertenece. Y viceversa. Lleva sombrero cuando quiere, y cuando no quiere, no. Sonríe sin motivo visible, pero lo tiene. Y su falda se extiende hasta sus tobillos, o más, o menos. Lleva un bolso enorme, donde guarda la vida de tres meses antes y tres meses después del día en el que vive. No está sola pero, a diario, escoge vivir sola a diario. Por la noche mira caerse la luna por los lados de su cama, hasta que se duerme.
Pero una tarde naranja de otoño se cruza con él en el camino que lleva al granado. Él, desde lejos enseguida ha percibido el no acabarse de esa muchacha de luz. Aun cuando no ha llegado a distinguirle el rostro, decide, porque ya lo sabe, que la ama. Ha comenzado a hacerlo como si fuera un chaparrón que llega a mitad de camino. Una tormenta que descarga sin esperarlo en medio de un día de sol. Y se acerca a ella dando gracias a la vida por ese temporal. Y ella, que vive sola porque lo elige, le dice, ni sonriendo ni no, qué estás mirando. Toda esa claridad bajo este aguacero, piensa él. Pero, empapado, contesta, nada, creí que te conocía. Y es cierto, dice ella, pero aún no nos hemos visto. Nos estamos pensando todavía.
Esa noche ella vacía su bolso para dejar espacio y recoge, pensando que para siempre, la luna desparramada en su cuarto.

9 comentarios:

  1. ¡Bravo, Miguelángel! Me alegro mucho por ti, por Paz, por Yolanda (que pide a gritos un control antidoping) y -sobre todo- por Clarisa. Merece toda la difusión que Andén pueda darle.

    Un abrazo desde este túnel del tiempo del que me cuesta salir para visitaros.

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  2. Lo vuelvo a leer y me sigue maravillando. Es un cuento preciso, que se merece sin duda esa publicación.
    Un abrazo, Miguelángel.

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  3. lo he vueto a leer y me ha gustado tanto omás que la vez anterior. Felicidades.
    Besicos muchos.

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  4. Grande, Miguelángel, grande. Enhorabuena!!!

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  5. ..."guarda la vida la vida de tres meses antes y tres meses después", "mira la luna caerse por los lados de la cama", y todo así, hijo dime que hay que comer para escribir así... Genial como siempre. No sé como han osado ponerme a tu lao, ellos sabrán.
    ;)

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  6. Muy tierno y romántico. Felicidades, Miguelángel, cerquita has estado. Un abrazo.

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  7. Y yo que sigo con la boca abierta. ¡Precioso, enhorabuena! Estoy con Yolanda, ¿qué hay que comer para escribir así? ¡Cuenta, cuenta!
    Abrazos

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  8. Lo leo y suena una música en mi cabeza que lo adorna si es posible aún más de lo que es de natural, muy bonito, me ha encantado esa libertad sensible. Un cordial saludo y gracias.

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  9. Muy bueno Miguel, joder como ascienden la imágenes por el cuerpo hasta la cabeza, vuelve a bajar al corazón y al vientre y se ve la luz que irradia . Imágenes realmente bellas una fotografía que estalla en una historia de amor en colores.
    Genial abrazos

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DESPUÉS DEL COMENTARIO, DIME SI ERES TÚ O ELLO. Gracias